En ocasiones se hace difícil entender como si el agua prácticamente cubre nuestro planeta, el agua disponible para el consumo humano es tan escasa. Repasemos los números.
Del total del agua de la Tierra, aproximadamente el 97,5 % es agua salada y sólo el 2,5% restante es agua dulce. De este 2,5% alrededor del 70% está congelada en los casquetes polares.
Para el uso humano directo (sin contaminar) se puede tener fácil acceso a menos del 1% del agua dulce mundial, es decir, el 0,007% del total de los recursos hídricos de la Tierra.
Repartamos este porcentaje entre la agricultura, la industria y finalmente el consumo doméstico para el que tendremos disponible tan solo un 0,08% del agua total.
Para el uso humano directo (sin contaminar) se puede tener fácil acceso a menos del 1% del agua dulce mundial, es decir, el 0,007% del total de los recursos hídricos de la Tierra.
Repartamos este porcentaje entre la agricultura, la industria y finalmente el consumo doméstico para el que tendremos disponible tan solo un 0,08% del agua total.
Gráfico: Treehuger |
Visto así, parece claro que tenemos que cuidar y gestionar del mejor modo posible el agua que llega a nuestros hogares. Esto podemos hacerlo actuando en los diversos equipos de consumo mejorando su rendimiento y también sobre nuestros hábitos diarios. Pero aún se puede mejorar más si alargamos su ciclo de vida en nuestro domicilio, si la reutilizamos.
El agua que utilizamos diariamente en nuestras cisternas ha sido recogida y almacenada, depurada, tratada y trasportada hasta nuestros domicilios con los consiguientes costes en creación y mantenimiento de las infraestructuras. Es un agua para consumo humano cuyo destino final es bien distinto.
El agua que ya potabilizamos una vez después de pasar por las cisternas para ser utilizada como elemento de arrastre ha de volver a ser depurada antes de devolverla a los ríos. Más inversiones, más costes.
El agua que utilizamos diariamente en nuestras cisternas ha sido recogida y almacenada, depurada, tratada y trasportada hasta nuestros domicilios con los consiguientes costes en creación y mantenimiento de las infraestructuras. Es un agua para consumo humano cuyo destino final es bien distinto.
El agua que ya potabilizamos una vez después de pasar por las cisternas para ser utilizada como elemento de arrastre ha de volver a ser depurada antes de devolverla a los ríos. Más inversiones, más costes.
Viendo los últimos datos disponibles según el Instituto Nacional de Estadística sobre el volumen de aguas que tratamos a diario y el coste que esto supone nos damos cuenta de la magnitud del problema.
Fuente: INE (Instituto Nacional de Estadística) |
Sorprende ver como el volumen de agua reutilizada supone sólo un 11,4% del total y más cuando sabemos que la simple acción de reutilizar las aguas grises para las cisternas se estarían ahorrando en torno a 50 litros por persona y día que, para una familia media de cuatro personas, supondría un ahorro de 200 l/día, es decir, entre un 24% y un 27% del consumo total del la vivienda.
(Continuaremos con los diferentes sistemas de reutilización en La reutilización del agua (II) )