jueves, 22 de noviembre de 2012

"Wobo", el ladrillo-botella de Heineken

Materiales reciclados para la construcción

Antes de que el concepto de sostenibilidad se extendiera por todo el mundo, el holandés Alfred Heineken ya visualizaba estrategias para dar nuevos usos a las botellas de cerveza de su bebida. La opción sugerida por él fue utilizarlas como de ladrillos en la construcción.


La idea surgió cuando Heineken hizo un viaje a la isla caribeña de Curaçao. Allí vio muchas botellas desechadas en la playa, debido a la falta de dinero para que las cajas fueron devueltas a las plantas embotelladoras. La otra preocupación de Heineken era la escasa disponibilidad de materiales de construcción asequibles para las clases más bajas. Consideró estos dos puntos y luego contrató al arquitecto, también holandés, John Habraken para ayudar a crear una especie de ladrillo-botella llamado Wobo. Se tuvo en cuenta que encajaran unos con otros para que, dentro de lo posible, se redujera el coste de la construcción disminuyendo el uso de mortero.
Las botellas fueron realmente capaces de realizar la función de los ladrillos. Con 1.000 Wobos era posible construir un refugio de 33m². En 1963, cuando las botellas surgieron, la fábrica holandesa produjo cien mil en dos tamaños, 350 y 500 mm, para conseguir un uso más eficiente.

La idea era bastante innovadora, pero desgraciadamente no continuó. Hoy en día se consideran reliquias, que sólo se encuentra en manos de coleccionistas o en el museo de la marca en Amsterdam. Sin embargo, hay dos edificios hechos de ese material, que demuestra la veracidad de la información y la utilidad de botellas, ambos se encuentran en las propiedades de Heineken de Noordwijk, en los Países Bajos.

Instalación de Heineken en Noordwijk (Países Bajos)

 Fuente: Archinect

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